El rol que actualmente cumplen las tecnologías se ha vuelto de carácter vital en nuestra vida diaria. Hoy, 28 de agosto, se celebra en la Argentina el día de las personas mayores. En conmemoración a los «Derechos de la Ancianidad» que Eva Perón proclamó en 1948, que luego se incluirían en la Reforma Constitucional de 1949. Esta nota, se propone reflexionar y preguntarse acerca del impacto de la tecnologías para este grupo etario.

Envejecer y transitar las distintas etapas del ciclo vital nunca fue fácil, así lo entendió Eva Perón, que en 1948 hace una lectura en el Ministerio de Trabajo del Decálogo de la Ancianidad. Incorpora al escenario político y social de la argentina, que transitaba hacia una reforma constitucional, diez (10) razones por las cuales los derechos de las personas mayores debían ser incluidas al marco normativo de nuestra ley suprema. 

Los derechos enunciados en aquella lectura:

  1. Derecho a la Asistencia
  2. Derecho a la Vivienda
  3.  Derecho a la Alimentación
  4.  Derecho al Vestido
  5.  Derecho al Cuidado de la Salud Física
  6.  Derecho al Cuidado de la Salud Moral
  7.  Derecho al Esparcimiento
  8.  Derecho al Trabajo
  9.  Derecho a la Expansión
  10.  Derecho al Respeto. 

En el contexto de poblaciones cada vez más envejecidas y siendo que han pasado más de 70 años, cada uno de los derechos mencionados, son de profunda relevancia ética y moral, y la vigencia de ellos asoma como uno de los problemas que las sociedades no han logrado solucionar. Más aún en un contexto de pandemia, donde las personas mayores se vieron fuertemente vulneradas. 

Si la transición demográfica ya era un problema social, en el cual el mundo globalizado se preguntaba cómo actuar, la tecnológica lo profundizó aún más. Habiendo transcurrido más de un año y medio de pandemia en nuestro país, y casi dos en todo el mundo, resulta inimaginable pensar que hubiese sido de ella sin las tecnologías de la información y de la comunicación.

Nuestra vida diaria, se vio modificada, pasamos a interactuar a través de una pantalla, ya sea por un Zoom, un Meet, un videollamada de Whatsapp, y este por mucho tiempo, fue el gesto de mayor cercanía con quienes formaban y forman parte de nuestras vidas cotidianas. Sin embargo, es ampliamente conocido que este grupo etario fue el que más sufrió y sufre su adaptación a esta transición tecnológica que no da respiro. 

El informe presentado por el equipo de Datos y Salud, del Laboratorio de Datos y Políticas Públicas del Ateneo S.C., mostró tres problemas bisagra del siglo XXI: la tendencia a sociedades más envejecidas, el uso de las tecnologías por parte de las personas mayores y la necesidad de mejores políticas públicas.

Cabe destacar sobre la cuestión tecnológica, dos pilares sobre los cuales se debe analizar este problema: El primero referido a la accesibilidad, y el segundo, a la usabilidad. En otras palabras, el tener la posibilidad de acceso al dispositivo no garantiza su capacidad de uso. Sobre el primer punto, el informe brinda una primera aproximación a entender qué sucede con el acceso al teléfono celular, al smartphone, al internet y a la computadora. 

Lógicamente los datos relevados son diversos, según la región en la cual se centre, y en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, reveló que para acceder a internet la gran mayoría de las personas preferían el teléfono celular por sobre la computadora. Sin embargo, al día de la fecha, no se cuenta con información disponible respecto a la usabilidad de los dispositivos. 

Si bien el Decálogo presentado por Eva Perón es de adelantada para la época, el ejercicio de repensar la historia nos permite abordar una reflexión, de la cual mucho se viene dialogando en este siglo XXI: ¿El derecho a la tecnología, brindando su correcta accesibilidad y garantizando su usabilidad debería ser incluido en el nuevo decálogo de las personas mayores? Sin dudas, a pesar de su respuesta positiva, el cómo, debería estar en la agenda de las políticas públicas para estos tiempos. 

 

Por Equipo de Datos y Salud